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domingo, 22 de mayo de 2016

Contextualización de la Teoría Positivista Criminológica.

La escuela positivista surge en Italia a mediados del siglo XIX como consecuencia de los estudios que realizó Lombroso y como respuesta a lo que los mismos positivistas llamaron "escuela clásica", debido a lo que consideraron un abuso en la dogmática por haber enfocarse únicamente al delito y olvidarse del hombre delincuente. Sus principales representantes fueron Lombroso, Garófalo y Ferri. Su misión principal fue la de darle mayor importancia a la Antropología y a la psiquiatría, lo cual trajo como consecuencia que se resaltara más el estudio del delincuente que el del delito, y que se prestara más atención a la sociedad que al individuo, además de que la aparición del positivismo fue consecuencia del auge alcanzado por las ciencias naturales en los estudios filosóficos de dicho tiempo, por lo cual se presentó en todas las disciplinas incluyendo al derecho, la psiquiatría, la criminología y la psicología.
Para Luis Rodríguez, el positivismo surge a partir de lo siguiente:
La Escuela Positiva nace como una reacción a los excesos jurídicos de la Escuela Clásica, a sus excesos formalistas, al abuso de la dogmática, al olvido del hombre delincuente y a su creencia de haber agotado la problemática jurídico-penal.
La Escuela Positiva ha tenido una vida fecunda y agitada, llena de aciertos y también de errores (reconocidos muchos por los propios positivistas); con multitudes de partidarios y también de enemigos, su combatividad ha sido ampliamente reconocida (2008, pág. 240).

Por lo cual, al contrario de la Escuela Clásica, la Escuela Positiva tuvo una existencia real, como “un grupo de hombres médicos, juristas, sociólogos), que se agrupan en un haz compacto frente a los demás, á otros intelectuales y a otras ideas. Intelectuales que hacen de Lombroso un jefe y de sus conocimientos e intuiciones una doctrina”.

De La Paz, M. (2013), indica que la escuela positiva es un cuerpo orgánico de concepciones que estudian al delincuente, al delito y su sanción, primero en su génesis natural, y después en sus efectos jurídicos, para adaptar jurídicamente a las varias causas que lo producen los diversos remedios, que por consiguientes serán eficaces. Ferri indicaba que la escuela criminal positiva no consiste únicamente, en el estudio antropológico del criminal, pues constituye una renovación completa, un cambio radical de método científico en el estudio de la patología social criminal, y de los que hay de más eficaz entre los remedios sociales y jurídicos que nos ofrece.
Es decir, que esta escuela está compuesta por distintas ciencias que pretenden llegar a un solo fin, que es el estudio del delincuente, del delito, la sanción de dicho delito, así como el encuentro de la causa principal que lo llevo a delinquir y en consecuencia los efectos jurídicos, para así proporcionar un tratamiento adecuado. Esta escuela da un cambio radical, pues se basa solo en hechos comprobables y parte de la utilización del método científico.

Por otra parte, indica Carlos Elbert:

El positivismo está estrechamente ligado a la búsqueda metódica sustentada en lo experimental, rechazando nociones religiosas, morales, apriorísticas o conceptos abstractos, universales o absolutos, Lo que no fuese demostrable materialmente, por vía de experimentación reproducible, no podía ser científico. El positivismo se expandió exitosamente, como un pensamiento progresista, revolucionario, capaz de sacar al mundo del atraso y del oscurantismo religioso o supersticioso de los siglos precedentes. El hombre y la ciencia serían artífices de todas las explicaciones y los descubrimientos, capaces de superar todas las enfermedades, los obstáculos sociales y hasta la propia naturaleza (2001, pág. 50).
El Positivismo no niega la existencia de lo absoluto o metafísico, pero tampoco se ocupa del problema, limitándose al estudio de lo real. Por ello los positivistas negaron carácter científico a las disciplinas filosóficas propiamente dichas.


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